jueves, 6 de marzo de 2008

PERRA VIDA. NOSOTROS SOMOS EL SEVILLISMO

Copio literalmente un mensaje del forero Draco en la página www.hastalamuerte.net

Un diez para él.

"PERRA VIDA…¡NOSOTROS SOMOS EL SEVILLISMO!"

Desde luego, he de reconocer que te estás esforzando. No puedo negarte que estás dando con todo lo que tienes, de mil maneras diferentes, en cien puntos distintos, con decenas de artimañas y siempre, siempre, donde más duele. He de concederte el reconocimiento de que no te reservas nada, de que clavas y hundes tu puya hasta el final, para que sangremos bien, para que, si ello fuera posible, el desangramiento sea total e irreversible. Perra vida…

Desde luego, no creo que te falte ya mucho por empitonarnos, y eso que aún restan doce batallas por librar, una docena de combates en los que salir vencedores, y eso, contigo de por medio, y en el plan que estás este curso, no deja lugar a confianza alguna, pues seguro que te has guardado la última argucia para el final, seguro que te reservas la estocada definitiva, o eso esperas tú que sea, para el último momento. Perra vida…

Ya lo intentaste en el año 2005. Con crueldad, como solo tú sabes hacerlo. Todavía recuerdo cómo nos pusiste el caramelo de la máxima competición europea en la boca, con casi todo hecho, con casi todo el camino recorrido. Pero ¡ay!, contigo ya sabemos el peligro que tienen los casi.

Esperaste hasta el derbi, ese que nuestro entonces entrenador jamás había perdido ante el eterno rival. Pero tú lo sabías, y esperaste a este momento para que tal racha fuera truncada, para darle vida a ellos, para empezar a quitárnosla a nosotros. Y lo hilaste todo bien, muy bien. Maquiavélicamente eso sí, pero te saliste con la tuya.

Fue ese encuentro el que decantó la posterior racha ascendente y descendente de uno y otro equipo. Y así nos arrebataste nuestro anhelo en nuestro propio campo, y así se lo entregaste a ellos. Y así te llevaste por delante a nuestro querido entrenador. Y así nos diste la puntilla con esa Copa que con tanto ahínco habíamos perseguido nosotros en años anteriores, pero que también se la tenías reservada a nuestros vecinos. Perra vida…

Pero ahí llegó tu error. Te creíste vencedora. Supusiste que tal golpe era suficiente para derrumbar un proyecto incipiente, con bases no asentadas de manera definitiva. Diste por sentado que aquello impediría que volviéramos a levantar cabeza en mucho tiempo. Y ese fue tu error.

Porque nos levantamos, ¡vaya si nos levantamos!. Porque nos rehicimos, ¡y vaya cómo nos rehicimos!. Porque hace falta mucho más que todo eso para tumbar a un sentimiento como el nuestro. Y alcanzamos la gloria, una, dos, tres, cuatro y hasta cinco veces. En todos los ámbitos, de todas las formas. Y aquello parecía poner fin a tus crueles intentos de sepultar nuestros sueños.

Pero ¡ay!, ahí estuvo nuestro error. Creímos que ya todo, o casi todo, estaba hecho, que, a partir de ahora, todo, o casi todo, sería ya mucho más fácil, más sencillo, menos enrevesado de lo que lo había sido hasta mayo de 2006. Pero tú no te das por vencida, al contrario. En tu soledad, en tu eterna frustración, en medio de tus lamentos por el objetivo errado habías maquinado el más cruel y despiadado de tus planes para llevar a cabo aquello en lo que hacía poco más de dos años habías fallado. Perra vida…

Y esta vez has ido a por todas. A todo o nada. Con crueldad extrema, con crudeza infinita. Sabiendo que con golpes tan duros después de tanta gloria vivida no se te podía escapar esta vez el triunfo.

Y empezaste como solo tú sabes hacerlo. Apuñalando el corazón de miles y miles de sevillistas. Rompiendo en mil pedazos el de aquel canterano que con su zurdazo te gritó ¡¡¡no!!! ¡¡¡no nos vas a arrebatar nuestros sueños!!!. Sesgando de la más cruel manera posible el futuro de una zurda de diamantes a la que temías como nadie. No pudiste golpear con más fuerza, no es posible provocar tanto dolor. Perra vida…

Quisiste también que nuestro eterno capitán se olvidara de su profesión para esta temporada, e incluso, si por ti fuera, que lo hiciera para siempre. Y que su ausencia fuera el principio del desangramiento de nuestra tocada línea de retaguardia, que por ahí vinieran muchos de nuestros males de esta temporada. Perra vida…

Planeaste con malicia la fuga de nuestro entrenador, del comandante que, desde su gran sabiduría, supo guiarnos desde el desierto al oasis. Sabias que todo el mundo tiene un precio, que, a su edad, podías engatusarle con astronómicas cantidades a las que casi nadie sería capaz de decir que no. Y le envenenaste la mente para que se fuera por la puerta de atrás, para que el ambiente se enrareciera aún más. Perra vida…

Y te frotabas las manos con fuerza. Te congratulabas de que ese grupo tan tocado cayera en manos de un enorme sevillista, de alguien cuyos méritos en nuestras categorías inferiores merecían la oportunidad de un proyecto limpio, en otras circunstancias, de otra manera. Pero así eres tú, sibilina, rastrera, oportunista, despreciable. Perra vida…

Y te has ido cebando con el equipo, con su irregular trayectoria, con su, a veces, endeble consistencia. Poco a poco, hasta llegar al partido de anoche. Hasta llegar al que tenías anotado como cenit de tu infalible plan.

Desde luego, he de reconocerte que no creo que se pueda golpear más duro, de forma más cruel a como tú lo has hecho este curso, a como tú lo hiciste anoche.

Esperaste a la cita europea más importante de los últimos cincuenta años. Lo tenías calculado desde la ida para que perdiéramos sin perder. Para que nos eliminaran sin haber mordido el polvo en nuestra casa. Nos dejaste diez minutos para que nos volviéramos locos, para que creyéramos que nada había cambiado en Europa, nos diste el aviso diez minutos después, pero nos volviste a engañar antes del descanso, para que volviéramos a confiarnos, para que los golpes finales dolieran aún más.

Elegiste la forma más cruel, a poco del final, otra vez a balón parado. Para que corriera la prórroga, el cansancio, los nervios, las dudas. Para que llegaran las tandas fatídicas desde el punto que nos dio la gloria hacía menos de un año, con nuestro héroe (¡¡¡que para mí lo será siempre!!!) de Glasgow bajo los palos. Querías dar pie a la esperanza, a la heroica de nuevo. Incluso dejaste que se luciera como solo él sabe hacerlo, volando de palo a palo para parar lo imparable. Pero no, ahí es donde acababa todo, era ahí donde la última parte de tu plan se llevaba a cabo, dejando que la más dolorosa derrota imaginable se produjera en nuestra propia casa, de la misma manera que en tierras escocesas, y con casi los mismos protagonistas que entonces (¡¡¡cómo sabías que sin nuestra zurda de diamantes teníamos menos opciones en nuestros lanzamientos!!!). Perra, perra, perra vida…

Pero, ahora, desde el suelo, amoratado, medio grogui, dolorido como nunca, cansado y jadeante, ahora, ¡sí déjame que sea ahora, justo en este momento!, permíteme que te diga que has perdido. Y no, no es que tu plan tenga fallos. Al contrario, tu plan es el más cruel de los orquestados jamás contra un sentimiento como el nuestro. Tus golpes han sido perfectamente orquestados, y escrupulosamente ejecutados. Y, ciertamente, tu éxito con esta forma de actuar está prácticamente garantizado.

Pero toda regla tiene una excepción. Todo plan infalible tiene un Talón de Aquiles. Toda tu crueldad tiene un punto débil: nosotros.

De verdad que hubieras tenido éxito con cualquier otra afición, con cualquier otro equipo. Pero has topado con una masa especial. ¿Acaso no te has enterado todavía que somos el equipo de la casta y el coraje?.

Nos has tumbado. ¡Claro que sí!. Pero ya lo hiciste hace tres temporadas y nos volvimos a levantar. Más fuertes que antes, más convencidos de nosotros mismos. Y ahora, desde el frío suelo, ¿qué crees que vamos a hacer?. Pues ¡vamos a volver a levantarnos!. Con más fuerza que antes, con más ganas que nunca.

En la vida no hay nadie invencible, nadie que no puede ser derrotado en alguna ocasión, que bese la lona de vez en cuando. Pero la verdadera fuerza de las personas radica en la capacidad para volver a levantarse, y para hacerlo con más fuerza cada vez. Los golpes vienen, a veces te dan, pero siempre hay que seguir hacia delante. Lo importante no es como se golpee sino la capacidad para encajar los que le den a uno. Y en eso, nosotros enarbolamos como nadie el Espíritu del Ave Fénix, pues renacemos una y otra vez de nuestras cenizas más fuertes cada vez.

Y no me cabe la menor duda de que la temporada que viene será la de nuestro relanzamiento hacia la gloria. La de comenzar a hacer realidad los muchísimos sueños que aún nos quedan por cumplir. Sueños y logros que superen a los ya conseguidos. Sueños y logros que ni tú ni nadie va a conseguir cercenar.

Así que déjame que haga como nuestro canterano de oro, como nuestro niño de la zurda de diamantes, y déjame que, al igual que él te gritó una inolvidable noche de Feria, te grite yo ahora que ¡¡¡no!!! ¡¡¡no nos vas a arrebatar nuestros sueños!!!. Ni mucho menos perra vida, ¡¡¡jamás vas a conseguir tumbar nuestro sentimiento!!!, ¡¡¡nunca podrás cercenar en nuestros rojiblancos corazones la fuerza y el tesón que heredamos generación tras generación!!!, y ¡¡¡jamás serás capaz de arrebatarnos nuestras ilusiones!!!.

Entérate perra vida, cébate con otros, con nosotros has pinchado en hueso, nosotros somos una afición especial, nosotros, y solo nosotros, somos el equipo de la casta y el coraje. Nosotros, y solo nosotros, somos el sevillismo, el sentimiento que con tanta fuerza has intentado tumbar pero que no vas a conseguir hacerlo.

Entérate perra vida que nosotros no claudicamos. Que cuando nos tumban nos levantamos, una vez, otra, y otra más, y todas las que hagan falta. Más fuertes cada vez, más convencidos en cada ocasión, con más ilusiones que nunca.

No es que tú seas mala perra vida, no, no es eso, es que nosotros, qué quieres que te diga, somos muy, pero que muy buenos, y ahí está tu derrota.

Ayer nos tumbaste perra vida, pero hoy ya nos estamos levantando. No te preocupes, no te esfuerzes, no hay nada que hacer, nosotros somos así. Volveremos.

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