miércoles, 2 de abril de 2008

KIKO TOVAR

Kiko Tovar - Esmeralda


Hablar de Kiko Tovar es hacerlo de alguien distinto. Encontrarse con un adolescente ingenuo, generoso y sensible que sueña con hacer canciones, y que años después se haya convertido en una de las más interesantes promesas como cantautor es ya de por sí especial, pero más lo es, si cabe, ver que ese chico, después de tantas experiencias, de tantas vivencias agradables y desagradables, después de ir madurando, es aún mejor persona que antes. Y eso es lo primero que hace resaltar al Kiko Tovar músico, que esa persona transparente y creativa es quien sustenta al artista, es quien le da forma.

Tuve el placer de conocerle en Murcia en el año 1999, un chaval de 19 añitos que hacía canciones tan bonitas como "No sé tu nombre" o mi favorita "Bocadillo de calamares". Años más tarde tuve el placer de verlo en Barcelona, charlar con él, disfrutar de un concierto sentado junto a Vanessa en un sofá y bebiéndome una cerveza. Desde entonces, voy siguiendo sus cositas, a través de la pagina de Galileo y más recientemente en su myspace.

Iniciado como un curioso al que le seducía ese despertar de la sensibilidad mediante una guitarra, y aprendiendo a saborearla con canciones de Silvio Rodríguez o Sabina, pronto comprobó que además de buen oido tenía talento. Y no tardo en entrar dentro de un incipiente círculo de promesas entre los que estaban Pedro Guerra, Ismael Serrano, Tontxu....y él. Con sólo 18 años, y tras haber probado el sabor de los mejores locales de Madrid, pudo grabar un disco. Todos hablaban de él, y todos le escucharon, ya que su primer single, do no se hundió, y su barco, con el paso de tiempo, sigue navegando aún más fuerte que antes.

El Kiko Tovar de hoy es un joven de 27 años, que ha tenido la gran fortuna de poder descubrir quien es quien cuando la gran mayoría trata a esa edad de saber quien es uno mismo. Él, en la vida y en la música, nunca ha tenido dos caras, y es algo que se puede apreciar en todos sus conciertos. A su desparpajo natural y a su inmediata conexión con el público, le ha ido añadiendo, después de cientos de actuaciones, la firmeza y desenvoltura propias de quien ya es, a pesar de su enorme juventud, un más que asentado y asíduo de los escenarios. Y esta evolución se refleja también en la temática de sus canciones, ya que a las primeras de amor, amistad y vida cotidiana ha ido añadiendo poco a poco muchas más llenas de realismo y crítica social, lo cual es lógico teniendo en cuenta que hablamos de un brillante licenciado en Sociología y casi Doctor en Psicología Social.

El directo es sin duda uno de sus fuertes, y es que es con el calor del público donde se encuentra más a gusto, más arropado, para así poder sacar lo mejor de su repertorio. A las tradicionales molestos, peligrosos. A pesar de todo él sigue ahí, subiéndose al escenario cada tanto, con una sonrisa y un gran puñado de canciones, esperando que ese barco, nuevamente, le sirva a alguien para poder llegar a algún sitio, o, al menos, para saber que hay otro sitio distinto al que quiere la mediocridad. Y eso ya vale mucho. Compruébalo tú mismo.

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