¿QUÉ HACEMOS PARA AYUDAR A LOS DEMÁS?

Es la Navidad una época maravillosa para pensar en los demás, en los más necesitados, en los que más ayuda necesitan. Así organizamos telemaratones, galas televisivas para recaudar fondos, banco de alimentos, etc. Todo muy bien y todo muy bonito. Pero... ¿en Agosto no existen las mismas necesidades?

Llevo bastante tiempo pensando en qué se puede hacer para ayudar a los demás. Admiro a la gente que trabaja de forma desinteresada ofreciendo su ayuda a otras personas. Admiro a toda esa gente que decide que su vida tiene más sentido ayudando a los demás, ya sea en su ciudad o, lejos, muy lejos. Admiro a Médicos Sin Fronteras y al resto de organizaciones que hacen el mismo trabajo. Admiro a los cooperantes internacionales.

Estoy orgulloso de gente como mi hermano que desde su posición profesional le pueden pedir mucha ayuda y más orgulloso aún estoy de que la preste. Pregunten por él a la Fundación Anar o a la Asociación Española Contra el Cáncer. Y estoy también orgulloso de mi amigo Quique, que un buen día decide dejar su vida en su ciudad, dejar un buen trabajo estable para estudiar un máster en Cooperación Internacional y marchar una vez lo finalice a ayudar a cualquier parte del mundo.

Son dos formas diferentes de ayudar, la local y la global. Pienso que las dos son igual de necesarias e importantes. Comento estas dos, porque son las que conozco más de cerca. No quiero olvidarme que hay gente que dedica sus vacaciones a pagarse un viaje de su bolsillo y durante ese tiempo ayudar en otros países. Pienso en la gente de Médicos Sin Fronteras en Somalia y especialmente en las dos mujeres que han sido secuestradas.

Pienso en qué pocas cosas estoy haciendo yo al respecto...