lunes, 5 de enero de 2009

LAS BELLAS HISTORIAS DE AMOR SIEMPRE ACABAN EN TRAGEDIA

Os escribo recién llegado a casa desde Sevilla, bueno, hemos llegado esta mañana pero me acabo de despertar de una buena siesta provocada por el famoso jet lag, porque volar con Vueling es barato pero tienen unos horarios...

Llegamos a Sevilla pasada la madrugada del sábado. En el aeropuerto coincidimos con un exministro catalán del PP que, cual adolescente, se hace carantoñas con una mujer que podría ser su nieta pero por el intercambio de tonterías debe ser su nuevo amor. En la mesa de al lado, un cómico catalán de un grupo de tres que son capaces de hacerte reir sin hablar, muestra su cara de enfadado con su hija preadolescente. Y yo que pensaba que los cómicos siempre estaban riendo y haciendo bromas...

Total, llegamos a Sevilla a la una. Taxi, al hotel y a dormir. Nos levantamos cerca de las once, salimos a Eduardo Dato y nos metemos un mollete de jamón entre pecho y espalda. Vani unas tostadas con aceite y sal. Unas compras en la tienda del Estadio y poco más. Cañita de Cruzcampo en la Espumosa. Comida a base de tapitas y raciones en el Gambrinus, regado como no por su Cruzcampo.

Siesta al hotel, ducha y pal Pizjuán. Pasamos a recoger las entradas y entramos al campo. Bien, tribuna de preferencia. Detrás del banquillo. Como la otra vez, intento quedarme con todo, guardar para mí cada sensación. Salta a calentar Crespo, que está tocado, más tarde el resto del equipo. El calentamiento es bastante diferente al que hacíamos antes con Marcos Álvarez, hay más balón de por medio. Va a empezar el partido y comienza a llover. Nos subimos a la tribuna, y nos hacemos con un sitio. Desde allí se ve aún mejor el campo.



Comienza el partido (aviso al lector: esta crónica obvia los comentarios futbolísticos del partido, por motivos obvios. Mañana, si tengo ganas, hablaré de la lamentable disposición táctica, de la lamentable actitud mostrada por el equipo y del consecuente lamentable resultado). Acaba el partido. Hemos empatado a uno contra el colista. Me pregunto por qué y recuerdo una frase...



Pero como todas las historias de amor, al menos las más bellas, la nuestra por supuesto también acabó en tragedia. Mi amigo Poncio ya sabe a quién le he robado la frase. Y es que la cosa era demasiado bonita para ser verdad... Algo tenía que pasar. Y fue el resultado. Todo está montado para que siga con esas ganas tremendas de volver a la Fábrica de Sueños y que todo salga perfecto. Quizás la próxima vez. Ya mirando fechas en el calendario.

Ah, bueno, trágico tampoco fue el final. Aún faltaba lo mejor. Os lo cuento en otro post. Sigue leyendo.

3 comentarios:

Raul dijo...

Tío, como siempre...TE SALES!

Por lo que leo, veo que te lo has pasado fenomenal, como siempre, te mande el sms y al momento tu llamada...para ver tu cara..y tu sonrisa...te faltaba movil aun y todo.

Lástima que Pandiani sacó el rifle y el balón que se encontró la enchufó.

Si te sirve de consuelo, a mi Real...una vez más nos empatan en el descuento.

Juanma dijo...

Y esta tragedia no fue en un polideportivo, pero si te sirve para volver, bendita sea la tragedia.
Me acordé mucho de ti y lo injusto que era que lo pasaras tan mal después de lo que te había costado llegar allí.
Ví el partido, hasta que pude, y le mandé un mensaje a Joan deseando que bajases al banquillo a poner orden ¡¡¡que desastre!!! y después me fuí a pasear, lo demás ya lo sabemos, una, bueno otra mi......
De todas formas, el estar en Sevilla y bien acompañado, como era tu caso, no tiene precio, yo por eso firmo hasta un 0-2.
Un abrazo de un envidioso (sano) al que como ya has dicho tú, no le hubiese importado mojarse.

Javi G. Rigol dijo...

venga venga no te quejes que tu eres mucho de jimenez