DESPEDIDA DE SOLTERO

Ha sido este un fin de semana muy bien ocupado. El pasado sábado, a eso de las nueve de la mañana, un grupo de 11 sujetos con el señor Juanfran a la cabeza nos desplazamos a celebrar la pérdida de su soltería.

A las once de la mañana ya estábamos en Pineda de Mar dispuestos a disfrutar de una sesión de paintball. Era la primera vez que lo hacía y sirvió para darme cuenta de dos cosas: las bolas cuando te dan duelen y dejan morados y la puntería y la guerra no es lo mío. A eso le tenemos que añadir que el suelo estaba resbalidazo y bajando una montaña me pegué un guarrazo que caí de costado más de diez metros. Por suerte no me encontré ninguna rama, pero ayer tenía la cadera morada y hoy de color azul. Qué dolor...

Acabado el paintball fue momento de llegar al cámping, guardar las cosas, repartir los bungalows y a hacer la carne a la barbacoa. Unos quintos para pasar el color y a hincharnos de panceta, chorizo, butifarra, costillas de cordero, etc. Hablando de quintos, creo que aún quedan dos jejejje.

Después de la comida, no hay nada mejor que una siesta para reposar tanta carne y los dos quintos que me bebí. Dos horitas de siesta, una buena ducha, y a continuar con la fiesta. Llegamos aquí al momento álgido, el novio fue vestido de torero y fue toreando todo lo que pudo. Entablamos amistad con algún que otro vecino de parcela, nos repartió unas clases magistrales de ostentación de propiedades y vehículos... Hicimos tiempo hasta la salida hacia Lloret. Y todo lo que pasó después... es que ya no me acuerdo.

En resumen, pasamos un buen fin de semana bien rodeados de amigos. Comimos, bebimos y reimos. No tuvimos que lamentar ningún incidente. ¿Se puede pedir algo más? En la boda, dentro de tres semanas, seguiremos la fiesta.