lunes, 5 de octubre de 2009

UN ÁRBOL




Cuando estábamos preparando los preparativos de la boda, decidimos finalizar la ceremonia plantando un árbol. Un árbol que simbolizaba compromiso, el mío con Vanessa, el de Vanessa conmigo, y sobre todo el de nosotros dos con el futuro. Por eso quisimos que fueran los niños y niñas que nos acompañaban los que nos ayudaran a su plantación.

Durante la intervención de nuestro amigo Óscar, él hizo un paralelismo que día a dia veo más claro. Habló del árbol y el matrimonio.

Todo esto viene porque casi cinco meses después ayer fuimos a ver el árbol, como véis en la foto. El árbol este verano ha pasado por momentos delicados, no podían regarlo y notó la ausencia de agua. Imagino que durante el próximo invierno notará el frío. Tendrá baches, posiblemente lo pasará mal. Pero en primavera renacerá, le saldrán las hojas y crecerá. Quizá lo más importante es que coja una buena raíz, que tenga un buen tronco. A partir de un buen tronco, pueden salir malas hojas, pero estas se arrancan y brotan otras nuevas, más sanas, más bonitas. Eso sí, el árbol ha de tener un buen tronco y sobre todo, ha de ser regado todos los días. Sí, todos. No basta con pensar que ya lo regaste ayer. Todos los días. Y, además, de vez en cuando, ponerle un poco de abono. Así, tendrá una larga y feliz vida.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué bonito Hilario, cuánta razón tienes.

Anónimo dijo...

ese árbol está magnifico, como vosotros!!!

Estais estupendos los tres (la Vane más claro)

Un abrazo

Oscar